Una preocupación constante que ya forma parte de nuestra sociedad, es el cuidado del medio ambiente. Con cada día que pasa, la contaminación aumenta junto a la preocupación de todos nosotros. Por fortuna, todavía hay esperanza; puede que nuestro planeta se pueda salvar y solo se necesita de un poco de conciencia de consumo.
Hay que buscar alternativas; debemos dejar de consumir productos altamente contaminantes y en cambio, optar por una opción más natural. Un buen inicio, podría ser el dejar de usar cosméticos químicos y empezar a hacer uso de esos que llevan el nombre de sostenibles. Sí, un leve cambio como este puede mejorar el mundo, a la vez que influye en tu apariencia física y a continuación se te explicará exactamente cómo utilizando cosméticos sostenibles.
¿Qué es la cosmética sostenible?
Un producto adquiere el nombre de cosmético sostenible, cuando su envase está en 98 por ciento libre de plásticos. Es decir, cuando se opta por usar un empaquetado de vidrio reciclado, aluminio, cartón o algún material biodegradable. En otras palabras, se usa la etiqueta sostenible para designar a aquellos productos que implementan alternativas para minimizar directamente el impacto de la industria cosmética en la naturaleza.
Algo más fácil de decir que de hacer. Aunque parezca increíble, se sabe con una cruel certeza, que al menos 2.400 ingredientes de los 12.000 que se usan en los cosméticos habituales pueden llegar a causar afecciones a la salud y al menos unos 1.400, son tóxicos de por sí. Y eso sin contar con el afamado plástico antes mencionado; el elemento contaminante por excelencia. Por fortuna, los cosméticos sostenibles no utilizan ninguno de estos ingredientes y por ende, su impacto negativo es nulo.
La ética de los cosméticos sostenibles
Como se puede intuir, la cosmética sostenible nace de la intención de hacer las cosas bien; nace de la intención de evitar dañar lo que muchas veces creemos erróneamente que es nuestro: la naturaleza y el medio ambiente. Y es por esta misma razón, que en todo el proceso de fabricación de estos cosméticos, no se recurre de ninguna forma, a la utilización de ingredientes o materiales de origen artificial o químico.
Y cuando se dice “de ninguna forma” se es literal. Todos los vegetales, frutas y demás elementos orgánicos que forman parte del proceso de creación de estos cosméticos, son cultivados en campos especializados donde no se utilizan insecticidas, pesticidas ni fertilizantes químicos. En otras palabras, la fabricación de estos productos respeta los reglamentos de producción ecológica; leyes que varían dependiendo del territorio. Por regla general, se aseguran de estipular criterios sanos y obligatorios que se deben respetar al momento de fabricar productos como estos.
De igual forma, los cosméticos sostenibles no se atreven a tocar ni un poco al reino animal. Nada de experimentaciones y nada de usar ingredientes extraídos de los cuerpos de la fauna salvaje. En otras palabras, esta clase de productos suelen ser catalogados a su vez como “libres de crueldad”. Claro, esto no significa que no se lleguen a utilizar ingredientes o elementos que derivan de un animal. Estos pueden ser admitidos siempre y cuando no afecten la salud o la vida de los mismos. Un ejemplo podría ser, la miel de abeja.
Productos cosméticos sostenibles
Por si fuera poco, la variedad de productos cosméticos sostenibles que existen, es cuanto menos increíble. Te entiendo si llegaste a pensar que tendrías que dejar de usar por el resto de tu vida ese jabón para la cara que tanto te gusta o ese tipo de champú anticaspa que tanto te conviene, pero esto no tiene que ser necesariamente así. Claro, tienes que hacer cambios, pero eso no significa que dejes de usar productos similares, solo tienes que buscar la alternativa sostenible, aunque no lo creas es algo más común de ver de lo que crees.
Después de todo, existen cosméticos sostenibles corporales, faciales y para el cabello. Las opciones nunca escasearán, eso es seguro. Mientras cuidas el planeta, podrás mantener tu rutina de belleza y cuidado personal, intacta. O mejor dicho, adquirirás una rutina mejorada. Después de todo, se sabe muy bien que los productos naturales nos convienen más a nivel de estética, que los artificiales.